Salió en Italia una recopilación de sus últimos escritos; habla también del Papa
ROMA.- "¿Hay un forma de sobrevivir a la liquidez? Hay, y es darse cuenta justamente de que vivimos en una sociedad líquida que reclama, para ser entendida y quizá superada, nuevos instrumentos. Pero el problema es que la política y en gran parte la intelligentsia aún no han comprendido la importancia del fenómeno."
Preocupado por un mundo a la deriva, marcado por una crisis de las ideologías y de los partidos, por un individualismo desenfrenado y una sociedad líquida, confundida, maleducada, donde no es fácil encontrar el norte. Así aparece Umberto Eco en Pape Satàn Aleppe. Cronache di una società liquida (Pape Satán Aleppe. Crónicas de una sociedad líquida), su libro póstumo, salido ayer a la venta en Italia a tan sólo una semana de su muerte.
Editado por La Nave de Teseo, la editorial que el semiólogo había decidido fundar junto a editores amigos para rebelarse a la fusión de Mondadori y Rizzoli, se trata de un libro de 470 páginas donde se encuentra un concentrado de lo que fue Eco. Con consideraciones de todo tipo, llenas de ironía, erudición e inteligencia, sobre hechos culturales, la Web, usos, costumbres, política y hasta sobre el papa Francisco, "un jesuita paraguayo", no argentino.
La obra -la última del filósofo, ensayista, narrador e intelectual italiano-, impresa a todo ritmo en los últimos días -debería haberse publicado en mayo-, es una recopilación de columnas que en los últimos quince años Eco escribió en el semanario L'Espresso. Éstas tenían un título curioso: "La bustina di Minerva" (los sobrecitos de Minerva), en alusión a unos fósforos que tenían una cajita con dos superficies blancas, aptas para tomar apuntes.
"Me parece que todas (o casi todas) las bustine que recopilo en este libro pueden ser entendidas como reflexiones sobre fenómenos de nuestra sociedad líquida", explica en la introducción Eco, fallecido hace una semana a los 84 años. El autor de El nombre de la rosa se refiere al filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, padre de la idea de modernidad y de sociedad líquida.
Eco también explica al principio el porqué de semejante título, Pape Satàn Aleppe, una cita de Dante tomada del Infierno. "Aunque legiones de comentadores intentaron encontrar un sentido a este verso, la mayor parte de ellos considera que no tiene ningún significado preciso. En cualquier caso, pronunciadas por Pluto, estas palabras confunden las ideas, y pueden prestarse a cualquier diablura", escribe. "Me pareció por lo tanto cómodo usarlas como título de esta recopilación que, no tanto por mi culpa sino por culpa de los tiempos, está desconectada, va -dirían los franceses- del gallo al asno, y refleja la naturaleza líquida de estos últimos quince años".
Eco decide juntar sus bustine por temas: sobre los telefonini, sobre los complots, sobre los mass media, sobre el odio y la muerte, sobre la buena educación, sobre libros... En una parte, por ejemplo, reflexiona sobre el "Ser vistos", atroz característica de nuestra sociedad líquida. "Desde hace tiempo el concepto de reputación cedió el lugar al de notoriedad. Cuenta ser «reconocido» por los propios similares, pero no en el sentido de reconocimiento, sino en el más banal por el cual, al verte en la calle, los otros pueden decir: «Mirá, es él». El valor predominante es el aparecer, y naturalmente el modo más seguro es aparecer en televisión", apunta.
Admiraciones y rechazos
En las bustine sobre religión y filosofía, aparece la opinión de Eco sobre Francisco, escrita en 2013, el año de su elección. Allí, deja entrever su admiración. "El papa Francisco adopta -él, jesuita- un nombre franciscano, se va a vivir a un hotel -falta sólo que calce sandalias y vista un sayo-, echa del templo a los cardenales con Mercedes, y finalmente va a Lampedusa para aliarse con los marginados del Mediterráneo. ¿Es realmente el único en decir y hacer cosas de izquierda? [...] ¿Quién es el papa Bergoglio?", se pregunta. "Creo que es equivocado considerarlo un jesuita argentino: es un jesuita paraguayo", agrega, pasando a evocar "el sagrado experimento" realizado por los jesuitas con los indios guaraníes paraguayos en el siglo XVII, que les costó la supresión de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII.
Cierra este libro seguramente interesante, que será otro best seller, una bustina sobre un episodio que dio la vuelta al mundo, cuando Eco dijo que la Red está superpoblada de imbéciles.
"Admitiendo que sobre siete mil millones de habitantes del planeta hay una dosis inevitable de imbéciles, muchísimos de ellos una vez comunicaban sus desvaríos a los íntimos o a los amigos del bar -y así sus opiniones quedaban en un círculo reducido-. Ahora -lamenta-, una importante cantidad de estas personas tiene la posibilidad de expresar sus propias opiniones en las redes sociales. Por lo tanto estas opiniones alcanzan a audiencias enormes, y se confunden con muchas otras expresadas por personas razonables". "Nadie es un imbécil de profesión -salvo excepciones-, pero una persona que es un óptimo cirujano, un óptimo empleado bancario, un óptimo quiosquero puede, sobre argumentos en los que no es competente, o sobre los que no ha razonado bastante, decir estupideces", denuncia.
Eco concluye haciendo a los diarios en papel un último llamado a "una empresa seguramente costosa, pero culturalmente preciosa": analizar meticulosamente la Red de Redes, señalando los sitios virtuosos y los que publican "bolazos", marcando "el inicio de una nueva función de la prensa".
Pape Satàn Aleppe
Su libro póstumo fue publicado por La Nave de Teseo, la editorial que el propio escritor ayudó a fundar.
Fuente: La Nación, Elisabetta Piqué
ROMA.- "¿Hay un forma de sobrevivir a la liquidez? Hay, y es darse cuenta justamente de que vivimos en una sociedad líquida que reclama, para ser entendida y quizá superada, nuevos instrumentos. Pero el problema es que la política y en gran parte la intelligentsia aún no han comprendido la importancia del fenómeno."
Preocupado por un mundo a la deriva, marcado por una crisis de las ideologías y de los partidos, por un individualismo desenfrenado y una sociedad líquida, confundida, maleducada, donde no es fácil encontrar el norte. Así aparece Umberto Eco en Pape Satàn Aleppe. Cronache di una società liquida (Pape Satán Aleppe. Crónicas de una sociedad líquida), su libro póstumo, salido ayer a la venta en Italia a tan sólo una semana de su muerte.
Editado por La Nave de Teseo, la editorial que el semiólogo había decidido fundar junto a editores amigos para rebelarse a la fusión de Mondadori y Rizzoli, se trata de un libro de 470 páginas donde se encuentra un concentrado de lo que fue Eco. Con consideraciones de todo tipo, llenas de ironía, erudición e inteligencia, sobre hechos culturales, la Web, usos, costumbres, política y hasta sobre el papa Francisco, "un jesuita paraguayo", no argentino.
La obra -la última del filósofo, ensayista, narrador e intelectual italiano-, impresa a todo ritmo en los últimos días -debería haberse publicado en mayo-, es una recopilación de columnas que en los últimos quince años Eco escribió en el semanario L'Espresso. Éstas tenían un título curioso: "La bustina di Minerva" (los sobrecitos de Minerva), en alusión a unos fósforos que tenían una cajita con dos superficies blancas, aptas para tomar apuntes.
"Me parece que todas (o casi todas) las bustine que recopilo en este libro pueden ser entendidas como reflexiones sobre fenómenos de nuestra sociedad líquida", explica en la introducción Eco, fallecido hace una semana a los 84 años. El autor de El nombre de la rosa se refiere al filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, padre de la idea de modernidad y de sociedad líquida.
Eco también explica al principio el porqué de semejante título, Pape Satàn Aleppe, una cita de Dante tomada del Infierno. "Aunque legiones de comentadores intentaron encontrar un sentido a este verso, la mayor parte de ellos considera que no tiene ningún significado preciso. En cualquier caso, pronunciadas por Pluto, estas palabras confunden las ideas, y pueden prestarse a cualquier diablura", escribe. "Me pareció por lo tanto cómodo usarlas como título de esta recopilación que, no tanto por mi culpa sino por culpa de los tiempos, está desconectada, va -dirían los franceses- del gallo al asno, y refleja la naturaleza líquida de estos últimos quince años".
Eco decide juntar sus bustine por temas: sobre los telefonini, sobre los complots, sobre los mass media, sobre el odio y la muerte, sobre la buena educación, sobre libros... En una parte, por ejemplo, reflexiona sobre el "Ser vistos", atroz característica de nuestra sociedad líquida. "Desde hace tiempo el concepto de reputación cedió el lugar al de notoriedad. Cuenta ser «reconocido» por los propios similares, pero no en el sentido de reconocimiento, sino en el más banal por el cual, al verte en la calle, los otros pueden decir: «Mirá, es él». El valor predominante es el aparecer, y naturalmente el modo más seguro es aparecer en televisión", apunta.
Admiraciones y rechazos
En las bustine sobre religión y filosofía, aparece la opinión de Eco sobre Francisco, escrita en 2013, el año de su elección. Allí, deja entrever su admiración. "El papa Francisco adopta -él, jesuita- un nombre franciscano, se va a vivir a un hotel -falta sólo que calce sandalias y vista un sayo-, echa del templo a los cardenales con Mercedes, y finalmente va a Lampedusa para aliarse con los marginados del Mediterráneo. ¿Es realmente el único en decir y hacer cosas de izquierda? [...] ¿Quién es el papa Bergoglio?", se pregunta. "Creo que es equivocado considerarlo un jesuita argentino: es un jesuita paraguayo", agrega, pasando a evocar "el sagrado experimento" realizado por los jesuitas con los indios guaraníes paraguayos en el siglo XVII, que les costó la supresión de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII.
Cierra este libro seguramente interesante, que será otro best seller, una bustina sobre un episodio que dio la vuelta al mundo, cuando Eco dijo que la Red está superpoblada de imbéciles.
"Admitiendo que sobre siete mil millones de habitantes del planeta hay una dosis inevitable de imbéciles, muchísimos de ellos una vez comunicaban sus desvaríos a los íntimos o a los amigos del bar -y así sus opiniones quedaban en un círculo reducido-. Ahora -lamenta-, una importante cantidad de estas personas tiene la posibilidad de expresar sus propias opiniones en las redes sociales. Por lo tanto estas opiniones alcanzan a audiencias enormes, y se confunden con muchas otras expresadas por personas razonables". "Nadie es un imbécil de profesión -salvo excepciones-, pero una persona que es un óptimo cirujano, un óptimo empleado bancario, un óptimo quiosquero puede, sobre argumentos en los que no es competente, o sobre los que no ha razonado bastante, decir estupideces", denuncia.
Eco concluye haciendo a los diarios en papel un último llamado a "una empresa seguramente costosa, pero culturalmente preciosa": analizar meticulosamente la Red de Redes, señalando los sitios virtuosos y los que publican "bolazos", marcando "el inicio de una nueva función de la prensa".
Pape Satàn Aleppe
Su libro póstumo fue publicado por La Nave de Teseo, la editorial que el propio escritor ayudó a fundar.
Fuente: La Nación, Elisabetta Piqué