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domingo, 8 de enero de 2017

LIBRO | El invisible, Ge Fei


DATOS DEL LIBRO

Autor: Ge Fei
Editorial: Adriana Hidalgo Editora
Nº de Páginas: 168
Traducción: Miguel Ángel Petrecca
I.S.B.N : 9789873793943

RESEÑA DEL LIBRO

En esta ocasión, nos encontramos con una novela muy interesante, es breve pero intensa, no le falta nada ya que comienza y termina perfectamente, como toda obra oriental.

Tenemos como protagonista al señor Cui, de cuarenta años, sin hijos y divorciado, vive en su pequeño mundo acompañado y dedicado casi toda su vida a la música, armando y desarmando equipos musicales y todo lo que tenga que ver con el mundo de la audiofilia afición que gusta del sonido en los estéreos de alta fidelidad y su reproducción como música de ambiente en el hogar ).

Vive tratando de mantenerse cada día, con sus graves problemas económicos y teniendo su actividad laboral particular que cada vez más, va desapareciendo del mercado.

"Jiang Songping dijo que los lazos entre los familiares eran como una fina capa de hielo suspendida sobre el agua, si no la golpeas con un palo, si no la haces añicos con una piedra, sigue siendo una capa de hielo, Pero si insistes en poner tu pie encima para ver cuando resiste, tarde o temprano terminará por romperse".

El narrador nos lleva en varias épocas de su vida, en forma de nostalgias del pasado, como su enamoramiento de una mujer infiel, su madre prediciendo el futuro, las traiciones de su amigo, la maldad de su hermana echándolo de su hogar y la temprana muerte de su padre, marcándolo de por vida.

"De niño había entendido algo, y era que lo mejor de las personas y de los hechos, se concentran en una delgada capa superficial"

Cuándo esta al filo del abismo, le llega al señor Cui una propuesta muy alentadora para poder cambiar su presente y no quedar en la ruina: armar para un mafioso chino, el mejor sistema sonoro del mundo. 

A partir de aquí, la trama se vuelve mucho mas locuaz y trepidante, me costó mucho dejar de leerlo y no parar hasta terminarlo, ya que el autor utiliza una pluma muy escurridiza de la narrativa y los evoca en momentos justos.

Es el primer libro el autor chino Ge Fei y la única que se traduce al castellano.


Muchas gracias Adriana Hidalgo Editora, por el ejemplar !!!


SINOPSIS DEL LIBRO

"Recuerdo un treintavo piso en un rascacielos de Hangzhou, donde la ventana no encajaba en su marco y afuera el estuco estaba por pintar. Todo allí parecía provisional, incompleto, y sin embargo el hotel había sido inaugurado hacía dos años. Me acordé de la inteligente relación entre la cultura china y el tiempo. Si las demás grandes civilizaciones de la antigüedad quisieron desafiar la erosión de los años y utilizaron materiales resistentes para sus monumentos (que, de todos modos, también sucumbieron), en China, en cambio, la estrategia fue la contraria: en palabras de Victor Segalen, la arquitectura de este país se ha valido siempre esencialmente de materiales frágiles para que los edificios exijan una reconstrucción frecuente, pues para ellos la eternidad no debería habitar el edificio, sino que debería habitar al edificador.

Esta naturaleza transitoria de sus creaciones otorga al chino un rostro muy contemporáneo que muchos no esperan encontrar en un país que parece tan inmóvil en el tiempo. Pero es que ya en los propios orígenes del escritor Ge Fei está la movilidad. Este destacado narrador de Dantu (Jiangsu), gran admirador de Borges, emergió de pronto en la década de los ochenta, dispuesto a luchar contra el plúmbeo oficialismo del realismo socialista y experimentar técnicas y lenguajes frágiles de vanguardia, que permitieran a la literatura china contemporánea reconstruir su “ritmo antiguo de pies descalzos”, por decirlo con un verso de Pessoa.

Hoy en día es difícil profundizar en la escena artística china sin haber entrado en el mundo de Ge Fei, uno de los escritores más radicalmente literarios de Oriente. Le conocí el año pasado en la Concesión Francesa de Shanghái y después me acerqué a su literatura a través de las versiones francesas de sus libros, de las que recuerdo especialmente Yin shen yi (El invisible), donde nos narra cómo en el Pekín de hoy un ciudadano común, un fabricante de sistemas de sonorización que lleva una existencia feliz pero torpe, va entrando en el ambiguo y transgresor mundo de un cliente muy enigmático que poco a poco parece indicarle que se abra a la diversidad y al misterio, pues aun está a tiempo de descubrir que en realidad “la vida es
extremadamente bella. ¿O acaso no lo es?”

Estas últimas palabras cierran El invisible y parecen querer recordarnos que al final lo que cuenta es la intensidad de la sensación, de la exaltación del sentir y, por tanto, del vivir, “cuando el ser humano –decía Segalen– sabe abrirse a la esplendida diversidad del mundo, no para apropiarse de ella y asimilarla sino para verse a sí mismo, y también a los demás, revestidos de un extrañamiento inquietante, la única sensación que permite una cercanía al conocimiento de uno mismo”

Enrique Vila-Matas

DATOS DEL AUTOR

El célebre escritor chino Ge Fei (nombre de pluma de Liu Yongm nacido en 1964) se graduó en la Universidad Normal del Este de China en 1985 y se doctoró en el año 2000. Es profesor de Literatura en la Universidad Tsinghua, Pekín.
Publicó, entre otros libros, la trilogía de Jiangnan, y en 2015 ganó el premio de novela Mao Dun, uno de los mas prestigiosos de la literatura china, porque responde a la votación de los escritores.
El invisible esta siendo traducida a diversas lenguas y es el primer libro de Ge Fei publicado en castellano.


lunes, 14 de marzo de 2016

Una visita guiada por la literatura oriental

Sergio Bizzio, Eduardo Berti y Martín Felipe Castagnet, entre otros escritores argentinos, nos guían por los autores y las obras de su predilección

Yukio Mishima, escritor japonés
Hay vastas zonas de este mundo que aún desconocemos o las consideramos, sin mucha justificación, páramos ignotos para una parte de la humanidad. Y es un desconocimiento que no puede saldarse fácilmente con viajes relámpago a ese territorio. Es que el turismo, se sabe, siempre tiene ese aroma de puesta escena, de ser parte de un decorado descartable, de suspensión momentánea de la realidad. Es, en definitiva, todo lo opuesto a la verdadera experiencia.

Uno de esos grandes espacios de tierra misteriosa al que todavía Occidente no puede terminar de comprender es Oriente. Una buena forma de ingresar en ese suelo, quizás una manera tímida y por cierto con extrema seguridad, es a través de la literatura. ¿Qué autores vale la pena leer? ¿Por dónde conviene empezar? ¿Y quiénes están escribiendo cosas interesantes en estos mismos momentos? Para responder estas preguntas acercaron sus conocimientos de la literatura oriental una serie de escritores que hace tiempo vienen trabajando sobre esas páginas extranjeras.

El primer nombre que sale de la boca de Sergio Bizzio, el autor de Rabia y Planet, es Yukio Mishima (1925-1970): "El pabellón de oro es una de las novelas más hermosas que leí en mi vida. El relatoMuerte en el estío es el más terrible y el más triste. Todo Mishima me resulta siempre conmovedor. Pero mi escritor japonés preferido es Yasunari Kawabata.Mil grullas, La casa de las bellas durmientes, País de nieve, son obras maestras de la delicadeza, una combinación perfecta de pericia y sensibilidad. Debo haber leído Lo bello y lo triste unas veinte veces. Y no solamente lo disfruto, a veces también lo uso como correctivo: si estoy trabajando en algo y siento que la prosa deja de ser limpia y se pone oscura, o barroca, o muy escrita y retorcida, leo un rato a Kawabata. Eso sólo alcanza para cambiarlo todo."
Eduardo Berti, escritor argentino radicado en Francia, cuenta que su interés es más fuerte por el Extremo Oriente que por el Oriente Medio, aunque lo apasiona mucho la antigua literatura persa: "Saadi, Rumi. Mi primer contacto fue con la literatura japonesa. Con los haikus, claro. Con Mishima, que estaba de moda en los ochenta, y sobre todo con el magistral Tanizaki, al que luego le siguieron Kawabata, Kobo Abe o Natsume Soseki y algunos libros exquisitos de los que conservo un gratísimo recuerdo y a los que vuelvo cada tanto: el Libro de la almohada, de Sei Shonagon; los cuentos de Ihara Saikaku o La edad de las maldades, de Fumio Niwa."

Más tarde se fue volcando a la literatura china, que resultó decisiva para su novela El país imaginado. Así descubrió las raíces chinas de muchas cosas que le fascinaban de la literatura japonesa: "las listas que hace Shonagon y que provienen de un escritor chino del siglo IX llamado Li Yi-chan. También descubrí la apasionante tradición de cuentos de fantasmas y literatura fantástica que existe en China, con autores muy antiguos pero de rara modernidad como Gan Bao, Pu Songling o Ji Yun".

Cuando se le pregunta sobre su fascinación por la literatura oriental dice: "Hay, sin dudas, otra mirada del mundo. Sé que al decir esto corro el riesgo de caer en el estereotipo del exotismo, pero cada contacto con la cultura china (no solamente con su literatura) suscita un efecto de extrañeza y nos recuerda la fragilidad y la arbitrariedad de las normas culturales; nos recuerda, en otras palabras, que las cosas podrían ser de otra manera. Bioy Casares decía que escribir o leer equivale a añadirle una habitación a una casa; viajar a Oriente, leer la literatura de Oriente, ensancha asombrosamente esa casa que es el mundo."

Berti opina que hay muchos escritores chinos actuales que merecerían más atención: "Mo Yan ganó el premio Nobel y abrió algunos puertas, pero hay mucho para descubrir. Pienso en autores ya muertos como la notable cuentista Xiao Hong. Pienso en autores contemporáneos como Wang Anyi, Yu Hau, Diao Dou, Liu Xinwu o Han Shaogong."

Martín Felipe Castagnet dice: "Asia es el continente más extenso y más poblado de nuestro planeta, y del cual no sabemos nada: al igual que África, en los colegios no se enseña y en las universidades tampoco. Querer abarcarlo en una categoría tan grande como Oriente es una necesidad de nuestra ignorancia. Ese vacío académico es una de las razones por las que me interesa especialmente su literatura, como modo de completar lo no dado. De los países asiáticos del Pacífico, la literatura que más me atrae es la del Japón. A pesar de que visualmente nos parezca lo contrario, el idioma japonés es muy accesible a nuestra lengua, agradable y fácil de pronunciar; basta recordar las palabras japonesas que permearon en nuestra cultura, como sushi, kamikaze, sumo y bonsái. Los ideogramas le otorgan una capa extra de sentido muy presente en el original pero imposible de trasladar a una escritura no figurativa como la nuestra. Todo esto se pierde en la traducción, y queda enterrado como un tesoro para los que quieran seguir indagando."

En este sentido, Castagnet habla de un tema importante: la traducción: "Lo que llega al castellano es una versión, lamentablemente muchas veces a través del inglés o del francés, pero de la que tenemos mucho que aprender. Japón tiene una larga experiencia en el campo literario: La historia de Genji, de la cortesana Murasaki, es considerada la primera novela moderna de la historia y tiene más de mil años. La literatura se alimenta de reglas (cómo respetarlas, cómo quebrarlas y sobre todo cómo torcerlas); es muy saludable leer una literatura creada a partir de reglas que no tienen nada que ver con las nuestras. En Argentina no editan sino a los autores ya consagrados, como Kawabata, Mishima y Haruki Murakami. La excepción más notable son los destacados esfuerzos de la editorial Bajo la luna, que entre otras obras publicó el sobresaliente El libro del haiku, compilado y traducido por Alberto Silva, que recientemente tradujo losDiarios de Basho. Estuve un año esperando conseguir El monje desnudo, de Taneda Santoka, publicado por Miraguano Ediciones en la colección Libros de los Malos Tiempos. Otro libro notable es Rosa, de Li-Young Lee, publicado por la editorial Barba de Abejas. De padres chinos, Li-Young Lee nació en Indonesia y se crió en Hong Kong y Japón antes de mudarse a los Estados Unidos."

Oliverio Coelho se acercó primero a la literatura japonesa y luego a la coreana: "me atrajeron los universos, el tipo de historias, una narratividad atravesada más por lo sensorial que por las formas. Es decir que, por ser occidental, todo aquello que caracteriza a estas literaturas me parecía no convencional y original. De lo que se ha publicado más recientemente recomendaría de Minae Mizumura La herencia de la madre, y a Kobo Abe de quien se acaba de publicar: El mapa calcinado. Entre los coreanos podría recomendar a: Bae Suah, Eun Hee Kyung, Choi In-hun, Han Kang, Kim Hoon, Kim Seong dong, Choi Seung ho."

Miguel Ángel Petrecca, quien acaba de compilar narrativa de autores chinos contemporáneos en el libro Después de Mao (Adriana Hidalgo), tiene sus preferidos: "Por el lado de la poesía son Yu Jian y Xi Chuan. Este último desarrolla un tipo de escritura completamente moderna y a la vez muy arraigada en una cierta vertiente de la propia tradición. En narrativa, menciono a Cao Kou, Gouzi y Ah Yi. También Ge Fei, un autor de la generación anterior, de quien estoy traduciendo ahora una novela excelente: es un autor de una prosa muy rica y sugestiva, con cierta influencia de la poesía clásica; una escritura lírica y realista a la vez."

Por último, Juan José Burzi, autor de Los deseantes (Zona Borde), conoció la literatura japonesa en los años 90, cuando compró una antología de literatura japonesa de posguerra: "Cuando leí esos cuentos me atrajo la dureza, la mirada cruda y trágica. El tratamiento tan diferente del amor, el deseo, el dolor. A partir de ese libro presté atención a los autores japoneses del siglo XX. Resultaron una influencia importante en mi escritura. Recomiendo a Junichiro Tanizaki. En La historia secreta del señor de Musashi o Siete cuentos japoneses vemos retratado el Japón feudal y el Japón del siglo XX, siempre atravesado por las obsesiones de Tanizaki: la mujer, el fetichismo, la búsqueda masoquista del placer. La llave es una exquisita historia de voyeurismo y perversión. El elogio de la sombra es un ensayo de estética y arte, sobre el papel de la luz en el antiguo Japón y en el contemporáneo. También a Akiyuki Nosaka, quien escribió dos nouvelles muy representativas de lo que fue el período de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra: La tumba de las luciérnagas y Las algas americanas. Son tan tristes y desoladoras como bellas."

Fuente: La Nación ,